Bares en Monterrey para una noche de drinks
Si ya te aburriste de ir a los mismos lugares de siempre, ¿por qué no descubrir nuevas experiencias en estos bares de Monterrey?
Es verdad aquello de que no hay que dejarse llevar por las apariencias. Sobre todo si se trata de tres especies marinas muy poco agraciadas: la anguila, la almeja chiluda y el erizo de mar. Y es que detrás de ese aspecto nada favorecedor se esconden auténticos manjares. ¿Te animas a probarlos?
Desde la época del Imperio Romano, la carne de este pez de la familia de los anguílidos ha sido apreciada por su consistencia grasa y sabrosa. Es una especie carnívora migratoria que desova en el mar de los Sargazos, cerca de las Bermudas, cuyas larvas son arrastradas por las corrientes marinas hacia las costas y estuarios de América y Europa (por ello, es bastante posible que el mito del monstruo del lago Ness esté sustentado en el avistamiento de una longeva anguila de gran tamaño).
Las crías que llegan a los estuarios son las famosas y muy caras angulas. Popular en Japón, China, Dinamarca, Italia, Holanda y Alemania, es deliciosa tanto en sushi y nigiri, como a la parrilla, ahumada o en conserva.
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Conocida también como almeja generosa, almeja sifón, almeja trompa de elefante o geoduck, es propia de América del Norte, concretamente del Pacífico; en México se cultiva en los estados de la Península de Baja California y Sonora. Cada ejemplar puede alcanzar hasta un metro de longitud y un peso superior a los tres kilogramos.
Muy cotizada en Asia, donde le atribuyen propiedades afrodisiacas, posee una carne firme, similar a la del caracol, con un sabor ligeramente dulce. Es rica en proteínas, baja en grasas y con alto contenido de calcio, hierro y zinc. Resulta ideal para preparar cocteles, ceviches, tiraditos, sopas o cazuelas de mariscos.
Común en las zonas rocosas del Caribe y el océano Pacífico, este pariente de la estrella de mar es una de las especies más antiguas del mundo y de la que existen distintas variedades (ovales, redondas o prácticamente planas). Pero en términos generales, todas poseen ese distintivo caparazón con púas móviles que resguardan su aparato locomotor y digestivo, así como las glándulas genitales, llamadas coral o yemas y que son la parte comestible.
De sabor fino y delicado, el erizo de mar puede comerse cocido o crudo, o en la elaboración de sopas, salsas, ceviches, arroces y pastas.
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