En el acervo de los antojitos del país existen un sinnúmero de variedades; desde los regionales como los panuchos o los burritos hasta los que se extendieron por todo el territorio nacional como los tacos. Y entre ellos destacan las tlayudas, uno de los máximos exponentes de la cocina tradicional oaxaqueña. 

Las tlayudas son unas tortillas de maíz típicas de Oaxaca. Se caracterizan por su tamaño (unos 30cm de diámetro aproximadamente) y por su textura, más dura o correosa, misma que se obtiene dejando deshidratar la tortilla en el comal. 

Esto ayuda a que la tlayuda sea más fácil de transportar, además de hacerla más resistente, lo que posibilita poner sobre ella cualquier cantidad de alimentos, y por su fuera poco, las tlayudas son más duraderas y fáciles de almacenar. Cuando este alimento no se deja deshidratar sobre el comal y queda suave, con la misma textura que las tortillas que conocemos, se llama blanda. 

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Es difícil rastrear el origen de las tlayudas; lo que es un hecho es que tienen su razón de ser en su practicidad; el almacenamiento, el transporte y el soporte. A finales del 1800, la palabra tlayuda se usaba para designar a una tortilla dura: “esta tortilla está tlayuda”, pero con el paso del tiempo, lo que era, digamos, un defecto, se convirtió en ventaja. 

Hoy, las tlayudas se elaboran el San Antonio de la Cal, un municipio oaxaqueño en el en donde mujeres tlayuderas se encargan de este oficio, y llevan todos los días sus productos a la capital. 

Uno de los mejores lugares para probar tlayudas es el Mercado Benito Juárez, donde se preparan untándolas con una capa de asiento de manteca de cerdo sobre la que se coloca una pasta de frijoles refritos. Se acompaña también con unas hebras de quesillo y salsa de tomate o miltomate. 

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En algunos lugares del mercado y en los restaurantes de Oaxaca también las sirven con col, tasajo, chorizo, chapulines o, en sus versiones más modernas, hasta pollo o suadero. Y, por supuesto, en cada una de las regiones oaxaqueñas, este platillo presenta variantes, pero el más popular es este, el de los Valles Centrales. 

Las tlayudas han encontrado un sitio en nuestro paladar y nuestra memoria; de los ejemplos del streetfood nacional, pocos han hecho tanto eco como ellas. Son antojito nocturno a la vez que la mejor manera de comenzar el día. Y, sobre todo, son un elemento indispensable de la identidad mexicana y, sobre todo, la oaxaqueña.