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El lado amargo del chocolate

El chocolate es uno de los gustos más accesibles que nos damos cotidianamente, está a nuestro alcance en cualquier tienda, pero nunca nos hemos preguntado de dónde viene el chocolate consumimos.

En México, la producción actual apenas cubre el consumo interno, lo que significa que, actualmente, lo importamos de otros países como: Ghana, República Dominicana, Costa de Marfil, Colombia y Ecuador. Como productor, México se encuentra en el decimotercer lugar a nivel mundial. Si hablamos en escalas a nivel mundial, nuestro consumo de chocolate es relativamente bajo, 700g por persona al año. En comparación, en Suiza, el mayor consumidor del mundo, cada persona come alrededor de 11.9 kilos de chocolate al año.

México importa el chocolate de varios países de África, pero, muchas veces, no nos cuestionamos ¿quién ha sido el agricultor? ¿cuáles son sus condiciones laborales? Pensamos que todo es felicidad como lo pintan en los anuncios, pero estos problemas son extremadamente preocupantes, tanto que, en el 2001, la Asociación Nacional de Confiteros creó el Protocolo Harkin-Engel, el cual tenia como meta acabar con el trafico de niños y esclavos en la producción del cacao. Harkin-Engel fue firmado por todas las compañías de chocolate más importantes del mundo. Sin embargo, años más tarde el problema aún persiste.

En el 2010, salió un documental llamado ‘El lado oscuro del chocolate’ donde se habla de la explotación y del tráfico de niños esclavos en África, donde son obligados a trabajar en cultivos de cacao. La trama comienza en Mali, donde les prometen trabajo a los niños en ciudades cerca de la frontera, como en Zegoua; al llegar ahí, un segundo traficante los transporta al otro lado de la frontera para, finalmente, acabar con un tercer traficante que vende los niños a agricultores de cacao por aproximadamente 250 euros cada uno. Los niños tienen entre 10 y 15 años, son obligados a hacer trabajos duros, y, a veces, les pegan.

El director del documental, Miki Mistrati, invitó a las compañías de chocolate más importantes a ver el documental y responder preguntas, pero ninguna aceptó.

Regresando al 2020, es difícil saber si las compañías siguieron con estás practicas ya que casi todo el documental fue filmado con una cámara secreta y las personas responsables por el tráfico de esclavos se volvieron aún más cuidadosas en ocultar el maltrato y la esclavitud.

Es importante hacer conciencia y saber que con cada producto que compramos, cada peso que gastamos, estamos apoyando a una empresa a tener condiciones laborales éticas o condiciones deplorables. Es difícil saber de donde viene toda nuestra comida, pero, muchas veces, hay etiquetas que tienen un sello en la envoltura que dice si el producto fue producido de manera sustentable, si los trabajadores tienen condiciones laborales favorables, etc. Es cuestión de hacer un pequeño esfuerzo e investigar más. La elección es nuestra.

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