Las 15 taquerías imperdibles de la CDMX
Estas son las taquerías imperdibles de la CDMX. Algunas ya son un clásico, mientras que otras son nuevas propuestas que nos han sorprendido.
Desde tiempos remotos ha existido curiosidad por la alquimia de bebidas fermentadas o destiladas así como por su asociación a la vida y exaltación de emociones. Dicho interés propició el mejoramiento de procesos que enaltecieron el resultado, y a su vez dieron paso a cuentos y leyendas relacionados con la creación de licores durante el Renacimiento.
La tradición de los licores retrata también la estrecha relación que tiene el aguardiente con la conducta del hombre, al punto de vincularse a ideologías o creencias mediante su uso en ceremonias, festejos o rituales. La denominada gastronomía líquida debe su existencia a historias y momentos inimaginables sobre el descubrimiento de sus componentes, si bien degustar algún licor resulta estimulante, también lo es conocer su origen.
Este digestivo que acompaña o se incluye en el café, ocupa desde la antigüedad un privilegiado lugar entre los más apreciados licores. Nace entre los pueblos del Mediterráneo, apuntando mayormente a Egipto, a partir del desecho de la uva empleada en los vinos, mediante una extracción y destilación selectiva. Perfecciona su sabor en el medioevo y la hoy conocida surge hace unos 400 años.
Sofisticada y de gran calidad, no debe confundirse con el orujo español, pues la grappa es elaborada únicamente en Italia con uvas de tipo Picolit, provenientes solo de las regiones que la producen, además de contar con un proceso de destilación más refinado y que es servida en copa tipo tulipán para respirar mejor su aroma.
La traducción literal es “bruja” y se cuenta que este licor surgió de una pócima elaborada por Bianca Lancia durante la luna llena y a la media noche para lograr el amor del emperador. Lo cierto es que desde 1860 la familia Alberti ha guardado el secreto real de su elaboración, producido desde entonces por la destilería que lleva su nombre en Benevento, Italia.
Digestivo de color amarillo, aroma equilibrado, sabor dulce, fresco y complejo con notas derivadas de la mezcla de hierbas provenientes de Centroamérica, Oriente y Europa, como canela de Ceilán, hinojo, flor de lis, florentina, pimienta, azafrán y menta, entre un total de 70 más.
Uno de los licores con más grado de alcohol y, sin duda, el más célebre de los obtenidos por maceración vegetal. Si bien su historia se ha vinculado al uso medicinal, su fama se debe a los estados de alucinación y descontrol con los que se le asociaba, así como por ser favorito de grandes poetas y artistas del siglo XIX, entre ellos, Picasso, Van Gogh o Rimbaud.
La también conocida “hada verde”, tiene un sabor parecido al anís, pero más ligero, con notas al paladar de flores y hierbas predominando el ajenjo o artemisia absinthium. A pesar de su prohibición en ciertos lugares y épocas, se acostumbra servirse en variedad de copas que van de las tradicionales hasta las más extravagantes. Retomando la forma antigua de beberlo, en ocasiones suele calentarse un terrón de azúcar para mezclar dicha caramelización con agua y al añadirle una proporción de absenta, lo que proporciona variantes del sabor original.
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