El tradicional pesto a la genovesa es una receta cumplidora, fácil y que puedes almacenar en tu refrigerador para cualquier emergencia.

Funciona bien como aderezo en las ensaladas, salsa de pastas y también para sazonar proteínas como pollo o cerdo.

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Pesto a la genovesa: una receta con pocos ingredientes y muchos matices

Íntimamente ligada a la tradición italiana, el pesto sirve para dar ese sabor de frescura y equilibrio que muchas veces les falta a nuestros platillos. De acuerdo con la región son los ingredientes aunque en términos universales se trata de aceite de oliva, hojas de albahaca, quesos maduros y alguna nuez que varía entre almendras, pistaches o piñones.

A esta base se le pueden hacer toda suerte de modificaciones: usar espinacas en lugar de albahaca; sustituir las nueces tradicionales por avellanas o también jugar con los sabores de los aceites. Nuestra recomendación es que primero pruebes con la receta clásica y después cambies de acuerdo a tus gustos.

Otra idea es también aprovechar las hierbas que estén cerca de ti: algunos restaurantes han innovado con el epazote o la arúgula aunque con sabores demasiado intensos hay que nivelar el sabor y agregar más queso o nueces.

Ingredientes

• 1 manojo de albahaca fresca
• Un cubo pequeño de queso Parmigiano Reggiano
• 1/2 taza de aceite de oliva
• 1 puño de piñones blancos o pistaches
• Suficiente sal
• 2 hielos

Procedimiento

1. Moler la albahaca fresca en un mortero o licuadora con un poco de sal.
2. Integrar el queso Parmigiano Reggiano y los piñones hasta lograr una pasta homogénea.
3. Triturar los hielos e incorporar a la pasta de albahaca.
4. En forma de hilo, agregar el aceite de oliva sin dejar de batir.
5. Ajustar la sazón y guardar en un frasco de vidrio hermético.

Dura guardado en el refrigerador alrededor de un mes, aunque la parte de arriba quizás se oxide y oscurezca apenas pasen unas horas de recién hecho.

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