De la familia Auberge Hotels, Etereo Riviera Maya abrió sus puertas a inicios de 2022 con la intención de ser un lugar de descanso pero también de disfrute y buenos restaurantes. Con un SPA dedicado a la reconexión con la tierra y una ambientación que invita a quedarse, este hotel también tiene una propuesta gastronómica muy peculiar y variada.

Hay opciones para todos los momentos del día y la apuesta es promover los ingredientes locales de la Península de Yucatán con técnicas bien ejecutadas.

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Itzam, el restaurante para desayunar en Etereo

Sirve comida durante todo el día, pero arrancarlo aquí es una fiesta. La oferta es variada: hay opciones con fruta como jugos verdes recién hechos y bowls, pero sería una pena perderse la barra que oferta antojitos de maíz recién salidos de su comal.

Valen la pena los huevos motuleños, las enchiladas con salsa de pepita del país y los chilaquiles.

Recomendado ampliamente también el french toast con mango, que tiene un giro especial sobre el tradicional pan brioche sellado al fuego.

Un break a la hora de comida en la alberca: El Changarro

Por supuesto, este espacio está diseñado para refrescar y armonizar con el ambiente de la Playa. En El Changarro se encuentran cocteles que valen cada sorbo y botanas para acompañar.

Gran detalle las jicaletas, rodajas de jícama enclavadas en un palito para simular una paleta, con los toppings clásicos: limón, sal, chile, chamoy.

Para algo más en forma, las tostadas de atún y los cocteles, que pueden ser de pescado, camarón, mariscos o combinados.

El panecito de media tarde: El Carrito

Aunque también hay Margaritas y uno que otro antojo salado, este espacio está dedicado a la panadería y a las bebidas calientes como el café y el té.

Vale la pena probar los churros y también la variedad de panes que hornean cada día.

¡A cenar japomexicano en Che Che!

Este es de los restaurantes con manteles más largos de Etereo Riviera Maya. Si bien es un fine dining por su oferta gastronómica, guarda la identidad de ser lujoso sin mostrar demasiado y permanecer en lo sencillo.

Aquí hay makis preparados con ingredientes tan exóticos para los japoneses como el chorizo de Valladolid y justamente la intención es esa: lograr una armonía minimalista entre técnica asiática e ingrediente maya.