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Las cualidades de los aceites esenciales

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Han estado entre nosotros desde hace miles de años, ya los egipcios los utilizaban para sus tratamientos de belleza y rituales. Los aceites esenciales son la extracción más pura y potente que nos brinda la naturaleza, su denominación hace referencia a los obtenidos a partir de la materia prima vegetal y únicamente por medios físicos. Son de aroma penetrante, ligeros y no grasos, fáciles de disolver en otros aceites vegetales, grasas, ceras o alcohol; para su conservación deben contenerse en frascos de vidrio opaco y fuera de la luz.

Existen tantos aceites esenciales como árboles, flores y frutos; ya sean extraídos del árbol completo o de alguna de sus partes como hojas, maderas, flores, raíces, cáscaras de frutos y hasta resinas. Su uso principal se da en la perfumería y terapias alternativas; en menor proporción en la gastronomía, aunque no deben confundirse con los aromáticos para cocina.

Las propiedades procedentes de la naturaleza y contenidas en este tipo de aceites, al igual que actúan protegiendo su propio medio, aportan beneficios a la salud y bienestar del ser humano mediante su absorción por el torrente sanguíneo. Pueden aplicarse en forma tópica combinándolos con otro aceite base como de almendras dulces o semilla de uva para evitar quemar la piel; con unas pocas gotas en compresas y suaves toques cutáneos; por medio de spray diluidos en otro elemento o a través de un difusor, vaporizador o agua caliente; muy pocos se ingieren por lo que es importante consultar con un especialista y diluir en aceite comestible o miel.

La amplia variedad de aceites esenciales proporciona múltiples opciones de uso. Por mencionar solo algunos, los hay para la relajación (lavanda, manzanilla, melisa); tratamientos de belleza (coco, sándalo, rosa mosqueta); afectaciones cutáneas (árbol de té, toronja, tomillo, neem); piquetes de insectos y heridas leves (árbol de té, lavanda, menta, eucalipto); como auxiliar para las vías respiratorias (tomillo, romero); problemas digestivos (manzanilla, romero, menta, tomillo); así como repelente (eucalipto, citronela); control de plagas (naranja) o en la limpieza dentro del hogar (aceites cítricos).

Aprovechar las bondades de los aceites en la vida diaria puede ser tan sencillo como la voluntad de emplearlos: en un masaje o para un baño caliente; añadiéndolos a las cremas, geles, lociones o champús neutros; al rociar cojines, almohadas, e incluso con un difusor para aromatizar y combatir gérmenes del entorno.

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