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¡Rechinando de limpia! Tips para mantener tu cocina impoluta

Si quieres limpiar tu cocina y mantenerla lejos de las enfermedades transmitidas por los alimentos u olores desagradables, estos tips son para ti.

No importa qué tanto la talles o el tipo de químicos que utilizas; a veces, las bacterias se esconden en los detalles. Olvídate de los vasos que huelen a choquía, de los tópers apestosos y de las mosquitas de la fruta.

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Una cocina limpia y segura con estos tips

  • Sobre las fibras con las que lavas los platos

Asegúrate de cambiarlas por lo menos cada dos o tres semanas si son de las de súpermercado pues además de que se desgastan muy rápido, almacenan microbios en sus orificios.

Hay algunas opciones que son más resistentes como las color verde oscuro o las fabricadas de metal; sin embargo, ten cuidado al usar estas para que no se rallen tus sartenes, plaqué o cristalería.

  • Di no al agua con jabón

Siempre será mejor verter el jabón sobre la fibra que tener un recipiente con solución de agua y jabón. ¿El motivo? El agua es vida y da vida, aunque tenga solventes. Además, los residuos sólidos de la comida pueden quedarse en la fibra y pasar a ese recipiente.

  • Por más flojera que tengas, ¡sí lava hoy esa torre de platos!

Te explicamos: las bacterias que causan enfermedades transmitidas por alimentos viven justamente ahí, en los alimentos. Cualquier microorganismo o insecto externo a tu cocina puede verse atraído por los restos que quedan en el plato y anidar en lugares que no ves.

  • Lavar los trapos diariamente

Procura tener por lo menos dos: uno húmedo que enjuagues varias veces al día -y le des una buena tallada al final del último uso- y otro seco, para sacudir residuos, polvo y otras cosas.

  • No a la contaminación cruzada

La ¿¡QÚE!?… Combinación de ingredientes crudos con cocinados. Recuerda que el fuego todo lo mata, pero si después de pasar por la parrilla esa pechuga de pollo la pones en contacto con una cruda, los microorganismos saltarán de una a otra.

  • Una tabla para cada cosa

Por lo menos, designa una tabla para proteínas animales y otra para vegetales. Prevendrá que se manchen y adquieran olores extraños que después pasen a tus otros alimentos.

  • No laves el pollo

Esta costumbre solían tenerlas las abuelas porque se creía que así se enjuagarían las bacterias y patógenos. Te tenemos una mala noticia: hacerlo solo hará que se dispersen por toda tu tarja y además también se queden en el pollito si es que las tiene.

Además, limpiar a conciencia todo lo de la cocina

  • Alimentos fuera del refrigerador máximo 2 horas

Hay preparaciones que se agrian si causas un cambio brusco de temperatura; por ejemplo, enfriar los frijoles cuando están calientitos y recién hechos. Espera a que se temperen pero asegúrate de que no pasen más de 2 horas fuera porque entonces pueden contaminarse. Las bacterias y microbios pueden vivir plácidamente entre los 4 y los 60ºC.

  • Frutas a temperatura ambiente cubiertas por una tela

Una de las plagas más comunes en una cocina son las mosquitas de fruta que, si bien son inofensivas, también son bastante molestas. El problema con ellas es que dejan sus larvas en la superficie de las frutas pues es el lugar perfecto para que crezcan calientitas y nazcan sin problema.

Entonces, sí. Si no las proteges y tienes tu frutero a la intemperie posiblemente hayas comido larva de mosca más de una vez sin quererlo. ¿Quieres irte más a la segura? Antes de que decoren tu cocina, asegúrate de limpiar y tallar bien las frutas.

  • Empaques herméticos y de vidrio

Si bien el plástico es bueno, bonito y más barato que el vidrio para los recipientes, almacenará olores y colores más fácilmente porque es más poroso. Entonces, si se quedó algún bichito indeseable de tu comida anterior, todo lo que pongas nuevo también correrá peligro.

  • Tópers van guardados sin tapa

¿Una poderosísima razón? El olor.

  • El orden para lavar trastes: cristal, plaqué, vajilla, ollas

Esto sigue dos lógicas. La primera tiene que ver con el tipo de materiales con los que están fabricados -de más a menos absorbentes de olores y microorganismos-. La segunda es por el tipo de residuos que hay en cada uno; seguramente las ollas tendrán muchos más, así que lavarlas al final evitará que esos residuos -que también se impregnaron en la esponja- pasen a los vasos, platos y cubiertos.

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