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Utensilios de cobre: el corazón de Santa Clara, en Michoacán

Fuego. Fuerza. Minerales. Estos tres elementos son lo más importante en la creación artesanal de utensilios de cobre en Santa Clara, Michoacán.

A pesar de que la tradición de trabajar este metal pertenece a la cultura purépecha, las piezas -trabajadas una a una- también tienen un lugar importante en la actualidad y son el lugar donde se cocinan los platillos más emblemáticos del estado.

En las cazuelas forjadas a martillazos y calor se confitan, despacito, las carnitas estilo Michoacán. En sus floreros se colocan las ofrendas para el día de muertos y también las decoraciones de las casas de la región. Las mujeres visten con accesorios hechos de cobre y también encuentran en sus utensilios, objetos que les ayudan a realizar sus actividades diarias.

La familia Barba heredó el conocimiento para lograr todas estas piezas de arte y emprendió el taller de cobre El Viejo Almacén, donde todos los días desde hace 30 años el fuego, la fuerza y los minerales se trabajan para preservar las tradiciones de Santa Clara del Cobre. Esta es una fábrica de piezas artesanales: ninguna es igual a otra, pues el trabajo es completamente manual.

¿Cómo se elaboran los utensilios de cobre en Santa Clara?

Todo comienza con las laminadoras, proveedores que funden cobre cuyo origen es el desperdicio industrial que martillan hasta lograr láminas, lo cual da un valor agregado extra: aprovecha materiales viejos para darles una segunda vida y los transforma en algo extraordinario.

Antes se aprovechaba el metal que había en las minas pero los alfareros descubrieron que los resultados eran frágiles y se rompían con mucha facilidad. A partir de ahí cambió el origen y ahora todo lo que procede de la naturaleza se usa no sin antes hacer una aliación química.

Para lograr un disco de un metro se requiere el trabajo de ocho a quince días de martilleo y son ocho personas las que colaboran en esto. Y apenas es el principio de la artesanía.

utensilios cobre santa clara
Foto: Paola Beteta

Estas láminas se calientan a fuego vivo a temperaturas muy altas y se martillan para obtener el grosor y textura deseados. Una vez fuera del calor, con otras herramientas similares, dan forma a cazuelas, ollas, floreros, espejos, aretes, pulseras y toda suerte de utensilios tanto para cocina como para decoración.

Martillos de punta, lisos o de diferentes dibujos se utilizan para dar los acabados a todas las piezas. El metal, por haber estado expuesto al calor no muestra todavía su identidad y presenta más bien un tono negro que después de ser limpiado y pulido brilla con todo su esplendor.

utensilios cobre santa clara
Foto: Paola Beteta

La última fase consiste en pegar todas las piezas: colocar las asas, terminar el martillado y pulir el cobre.

Un lavado con ácido sulfúrico, jabón y agua es el banderazo de salida al mercado, que promete utensilios resistentes, con una gran capacidad para mantener el calor y que también preservan la cultura gastronómica purépecha.

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