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Bienvenido al mindful eating: comer con conciencia, sin prisa y presente

Comer consiente es mantener una conciencia en el momento que ingieres comida y bebida, observando en lugar de juzgar cómo te hace sentir la comida y las señales que tu cuerpo envía sobre el sabor, la satisfacción y la plenitud al resto de ti. La alimentación consciente requiere que simplemente reconozcas y aceptes los sentimientos, pensamientos y sensaciones corporales que observes, y puede extenderse al proceso de comprar, preparar y servir tu comida, así como a consumirla.

 

Para muchos de nosotros, nuestras vidas ocupadas hacen que las comidas sean apresuradas o nos encontremos comiendo en el coche yendo al trabajo, en el escritorio frente a una computadora o acostados en el sillón viendo la televisión. Comemos sin pensar, sin importar si todavía tenemos hambre o no. De hecho, muchas veces comemos por razones distintas al hambre: para satisfacer necesidades emocionales, aliviar el estrés o hacer frente a emociones desagradables como la tristeza, la ansiedad, la soledad o el aburrimiento. La alimentación consciente es lo opuesto a este tipo de alimentación “sin sentido” poco saludable.

 

 

Comer conscientemente no se trata de ser perfecto, comer siempre las cosas correctas o no volver a permitirte comer sobre la marcha. Y no se trata de establecer reglas estrictas sobre cuántas calorías puedes comer o qué alimentos debes incluir o evitar en su dieta. Más bien, se trata de enfocar todos tus sentidos y estar presente mientras compras, cocinas, sirves y comes tu comida. Muchas personas descubren que al comer de esta manera, incluso durante unas pocas comidas a la semana, pueden sintonizarse más con su cuerpo. Esto puede ayudarte a evitar comer en exceso y hacer que sea más fácil cambiar tus hábitos alimenticios para mejor y disfrutar del mejor bienestar físico y mental que viene con una dieta más saludable.

 

Beneficios de la alimentación consciente

Si prestas mucha atención a como te sientes mientras comes (la textura y el sabor de cada bocado, las señales de hambre y saciedad de tu cuerpo, cómo los diferentes alimentos afectan tu energía y estado de ánimo), puedes aprender a saborear tanto tu comida como la experiencia de comer.

 

 

Comer conscientemente puede ayudarte a:

  • Reducir la velocidad y tomarte un descanso del ajetreo de tu día, aliviando el estrés y la ansiedad.
  • Examinar y cambiar tu relación con la comida, ayudándote, por ejemplo, a darte cuenta de cuándo recurres a la comida por razones distintas al hambre.
  • Obtener un mayor placer de la comida que comes, a medida que aprendes a reducir la velocidad y a apreciar más plenamente tus comidas.
  • Tomar decisiones más saludables sobre lo que comes centrándose en cómo te hace sentir cada tipo de alimento después de comerlo.
  • Mejorar tu digestión comiendo más lento.
  • Sentirte más satisfecho y comer menos comida.
  • Establecer una mayor conexión con el origen de tu comida, cómo se produce y el viaje que hacer hasta llegar a tu plato.
  • Comer de forma más sana y equilibrada.

 

¿Cómo practicar la alimentación consciente?

 Para practicar la atención plena, es necesario participar en una actividad con total conciencia. En el caso de la alimentación consciente, es importante comer con toda tu atención en lugar de en el “piloto automático” o mientras lees, ves tu teléfono o la televisión, sueñas despierto o planificas el resto de tu día. Cuando tu atención se desvíe, regrésala suavemente a tu comida y a la experiencia de cocinar, servir y comer.

 

 

Intenta practicar la alimentación consciente durante períodos cortos de cinco minutos al principio y aumenta gradualmente a partir de ahí. Y recuerda: puedes comenzar a comer conscientemente cuando estés haciendo tu lista del súper o viendo por el menú de un restaurante. Evalúa cuidadosamente cada elemento que agregues a tu lista o escojas del menú.

 

  • Empieza por respirar profundamente unas cuantas veces y considera el valor para la salud que aporta alimento que te vas a comer. Si bien los expertos en nutrición debaten continuamente qué alimentos son “saludables” y cuáles no, la regla general es comer alimentos que sean lo más parecidos posible a la forma en que la naturaleza los creo.
  • Utiliza todos tus sentidos mientras compras, cocinas, sirves y comes tu comida. ¿Cómo se ven, huelen y se sienten los diferentes alimentos al cortarlos? ¿Cómo suenan mientras se cocinan? ¿Cómo saben?
  • Se curioso y haz observaciones sobre tí mismo, así como sobre los alimentos que estás a punto de comer. Observa como estás sentado, siéntate con una buena postura pero mantente relajado. Reconoce lo que te rodea, pero aprende a desconectarte. Concentrarse en lo que sucede a tu alrededor puede distraer la atención de tu proceso de alimentación.
  • Conéctate con tu hambre: ¿Cuánta hambre tienes? Analiza cuáles son tus intenciones al comer esta comida específica. ¿Estás comiendo porque en realidad tienes hambre o es porque estás aburrido, necesitas una distracción o crees que es lo que deberías estar haciendo?

 

 

  • Con la comida frente a ti, tómate un momento para apreciarla, y a las personas con las que estás compartiendo la comida. Presta atención a las texturas, formas, colores y olores de la comida. ¿Qué reacciones tienes a la comida y cómo te hacen sentir los olores?
  • Dale una mordida y observa como se siente en la boca. ¿Cómo describirías la textura ahora? Trata de identificar todos los ingredientes, todos los diferentes sabores. Mastica bien y observa como masticas y como se siente la comida.
  • Concéntrate en como tu experiencia cambia de un momento a otro. ¿Te sientes lleno? ¿Estás satisfecho? Tómate tu tiempo, mantente presente y no apresures la experiencia.
  • Deja tus cubiertos entre bocado y bocado. Tómate el tiempo para considerar como te sientes (hambriento, saciado) antes de volver a agarrar los cubiertos. Escucha tu estómago, no su plato. Cuando estes lleno, deja de comer.
  • Se agradecido y reflexiona sobre el origen de esta comida, las plantas o animales involucrados y todas las personas que se necesitaron para transportar la comida y llevarla a tu plato. Ser más conscientes de los orígenes de nuestros alimentos puede ayudarnos a tomar decisiones más sabias y sostenibles.
  • Continúa comiendo lentamente mientras hablas con las personas que te acompañan, prestando mucha atención a las señales de saciedad de tu cuerpo. Si comes solo, trata de estar presente en la experiencia de consumir la comida.

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