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La interesante historia del tenedor

De los diferentes utensilios que existen para comer, lo más probable es que el más útil o el que más usamos es el tenedor. Su diseño singular nos permite degustar de una gran variedad de alimentos y sin él no tendríamos la etiqueta de mesa que tenemos el día de hoy. Es difícil imaginar qué sería de nuestras vidas sin la existencia del tenedor; lo más sorprendente es que no es tan viejo como creíamos. Su historia es una larga y complicada dado a que su origen no tiene un año específico y muchas fuentes son “chismes” de la historia.

De todos los utensilios, el tenedor fue el último en llegar a la mesa. Los cuchillos son descendientes de hachas afiladas, las herramientas humanas más antiguas mientras que las primeras cucharas fueron derivadas de los objetos locales que se utilizaban para recoger el líquido que bebían.

La forma del tenedor ha sido conocida mucho antes de que se usará para la inspiración del utensilio para comer. En la antigua Grecia, Poseidón tenía un tridente mientras que los mortales tenían grandes herramientas bifurcadas para sacar la comida de las ollas hirviendo, pero extrañamente, no tenían un lugar en la mesa griega, donde la gente usaba cucharas, puntas de cuchillo y sus manos.

Una de las razones más probables por la falta del tenedor en la mesa fue el miedo. El tenedor no era bien visto dado a que tenía una mala imagen ante la sociedad ya que era relacionado con la horca del diablo. Estamos hablando hace ya varios siglos cuando la gente era sumamente supersticiosa y los temas satánicos causaban terror y desconfianza. ¡Si regresáramos en el tiempo y lleváramos un tenedor para comer podríamos ser confundidos con brujas! Esto no significa que algunas personas no lo utilizaran. Con el tiempo fueron surgiendo diferentes diseños del utensilio bifurcado y poco a poco se fue esparciendo. Aunque aun no era parte esencial de la etiqueta de los nobles y burgueses, aún menos del pueblo.

Todo esto cambió en la Edad Media. La mayoría de la gente comía en “platos” de pan duro, que contenían carne y verduras cocidas que podían llevarse directamente a la boca. Los cuchillos y cucharas podían manejar cualquier otra cosa que una mano no pudiera. El primer reino que lo comenzó a utilizar fue Italia gracias a las influencias del Imperio Bizantino, el cual fue de los pioneros del renacimiento. No es coincidencia que Leonardo Da Vinci, el gran artista e inventor, diseñara una versión del tenedor. Da Vinci trabajó durante muchos años para los reyes franceses y se dice que es ahí en donde se introdujo por primera vez a Europa Central. Claro, no fue fácil dado a que no les encantaba la idea a los reyes y a los burgueses, quienes lo veían como un objeto raro y obsoleto. Pocos años después, todo cambió cuando llegó a Francia Catalina de Medici, quien viajó en 1533 de Italia a Francia para casarse con Enrique II.

Catalina, siendo madre de dos príncipes, utilizó festivales públicos masivos para demostrar el poder de la monarquía. Por supuesto, la comida era parte de esta estrategia de espectáculo. Sus métodos de alimentación, así como sus ingredientes exóticos como la alcachofa y el helado, se exhibieron mientras recorrió el país durante más de un año en la década de 1560, obteniendo el apoyo de la población e ideando la etiqueta que obligó a los miembros de facciones rivales a comer juntos en su mesa. Fue así que el uso del tenedor se volvió elegante, importante y demostraba tu estatus social. 

 

Gracias a aquellos italianos tenemos el gusto de comer espagueti dándole vuelta al tenedor. Estoy de acuerdo en que hay platillos que se disfrutan mejor comiendo con las manos, pero agradezco infinitamente a todos aquellos que corrieron la voz y superaron sus miedos para que hoy en día no tengamos que comer con las manos.

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