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5 razones para incluir el ajo en tu dieta

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Nativo de Asia central, el ajo es ingrediente imprescindible en todas las cocinas del mundo. Más allá de quienes le adjudican poderes afrodisiacos, las virtudes de este bulbo eran ya conocidas desde la antigüedad. En civilizaciones como la babilonia, egipcia, griega, china y romana solía utilizarse para tratar diversas afecciones.

No obstante, los primeros estudios serios sobre las cualidades del ajo crudo datan de la década de 1940, cuando se descubrió la alicina. Desde entonces, numerosas investigaciones han revelado que este compuesto es en gran medida el responsable de las propiedades antisépticas, fungicidas, bactericidas y depurativas que se le atribuyen.

Aunque quizá a algunos el potente aroma y sabor del ajo les resulte desagradable, estas son cinco buenas razones para incluirlo como parte de la dieta diaria.

Buena fuente de nutrientes

Además de ser bajo en calorías, tiene un importante porcentaje de vitamina C, vitaminas del complejo B y manganeso.

Controla el colesterol

De acuerdo con informes de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford en California, y del Instituto de Toxicología de la Universidad de Shandong en China, los niveles de alicina que contiene el ajo pueden ayudar a controlar el perfil lipídico del colesterol total y los triglicéridos.

Mejora la circulación

El ajo también posee un efecto vasodilatador lo cual permite que el diámetro de los vasos sanguíneos aumente, ayudando a la sangre a fluir con mayor facilidad al disminuir la presión.

Refuerza el sistema inmunológico

Habitualmente el ajo se ha empleado como remedio casero contra gripes y resfriados. En años recientes, se ha comprobado que esta creencia popular no es del todo errónea, pues otra de las cualidades de la alicina es su efecto antiviral y bactericida que contribuye a elevar las defensas y reforzar el sistema inmunológico.

Protector contra los radicales libres

El ajo es uno de los alimentos con mayor porcentaje de antioxidantes, esto significa que puede coadyuvar a proteger a las células y los tejidos contra la oxidación causada por los radicales libres asociados con el proceso de envejecimiento.

Lo recomendable es ingerir entre medio ajo y uno al día; obviamente en crudo aportará todos sus beneficios, pero si no lo toleras así, procura cocinarlo solo un poco, de preferencia machacado. Después de comer, para contrarrestar el efecto del mal aliento, puedes tomar una infusión de limón con menta o masticar unas semillas de cardamomo.

Sin embargo, toma en cuenta que el consumo de ajo puede resultar contraindicado si padeces problemas gástricos o de hemorragias. En cualquier caso, siempre recuerda que es importante consultar toda duda con tu médico.

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