Siete restaurantes y bares trendy para descubrir en Oaxaca
Más allá de los clásicos restaurantes que llenan las calles de Oaxaca, hay nuevos espacios con propuestas muy interesantes.
Grata sorpresa me llevé en Maizal, un restaurante ubicado dentro del hotel boutique de lujo Casona de los Sapos en la ciudad de Puebla. El chef Daniel Nates y su hermano, el sommelier Antonio, están a cargo de este gran lugar en el que los ingredientes regionales de temporada son los protagonistas.
COLABORACIÓN ESPECIAL: JESÚS SALGADO
En los últimos meses he visitado constantemente la ciudad de Puebla y al estar cansado de comer siempre en los mismos lugares de comida tradicional decidí explorar nuevas propuestas.
Al llegar al restaurante –ubicado en la planta baja del hotel– lo primero que llama la atención es la arquitectura colonial española, muy agradable a la vista.
Inmediatamente recibo la bienvenida y una explicación del concepto del restaurante para después elegir el tipo de menú, a la carta o de degustación, a lo cual decidí la segunda opción y ponerme en manos del chef.
Se acerca conmigo Antonio, el sommelier, y me explica sobre la carta de vinos del lugar. Elegí las sugerencias por copeo, una gran decisión para acompañar el menú. Tanto el blanco austriaco como el tinto mexicano del Valle de San Vicente cumplieron a cabalidad.
La degustación constó de seis platillos salados y dos dulces, en porciones justas para poder terminarlo sin dificultad.
Todos llegaron en un tiempo correcto, a temperatura adecuada y bien presentados. Gracias a esto no tengo ninguna observación o crítica alguna pero sí dos favoritos: la tostada de salpicón de machaca de cecina con aguacate, ¡me volvió loco! Igual sucedió con la coliflor de mole blanco con mole negro y tartufo nero.
Otros platillos que también me gustaron mucho fueron las tortitas de larva de mosquito –joya gastronómica que en la CDMX se conoce como ahuautle– y pipián rojo con quintonil frito así como también el pollo marinado en suero de leche con mole negro fermentado y jus de aves.
Al finalizar lo salado procedí a pedir un buen negroni para acompañar los postres, que también estuvieron a la altura.
El mousse de miel con polen y cera de abeja melipona y crema de limón amarillo fue una excelente manera de terminar la degustación.
Para finalizar esta experiencia me di una vuelta en la galería de arte moderno que tienen en el mismo hotel junto al restaurante donde muestran obras originales de diferentes artistas consolidados y emergentes.
Sin duda es un lugar al que voy a regresar; si tuviera que darle una calificación sería un 9 sobre 10.
Dirección: Av. 7 Ote #406, Centro, Puebla.
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