Cómo poner la mesa correctamente
Uno de los pasos más importantes para lucirse es poner la mesa y hacerla lucir espectacular: ese es el preámbulo de una buena comida .
Alaia Terraza no tiene nada que ver con el antiguo Alaia. Después de una pandemia y varias ideas plasmadas en papel, el español del sur está de vuelta con un menú curado por Mikel Alonso, tragos imperdibles y una ambientación que nos hace sentir de vacaciones por el Mediterráneo.
El argumento gastronómico, sin embargo, sigue siendo el mismo: cocina vasca tradicional pero ahora con complementos árabes, griegos e italianos. El txuletón sigue como la estrella del lugar, aunque ahora también los arroces merecen una mención especial.
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Con ayuda de Cousi, un despacho de diseño de interiores madrileño, Mikel y Alberto Ituarte aterrizaron un concepto que poco se parece a lo que fue hasta 2019. Hay pistas de lo que fue, pero es mucho más evidente la idea de lo que quieren ser.
En conjunto con las arquitectas, los cocineros diseñaron la cocina, el bar y la cava de vinos. Todo lo demás, en tonos blancos y textura de azulejos evoca al Mar Mediterráneo y a la cocina de las playas que toca: Grecia, Turquía, Italia, Francia, España.
Pero esto es todo un circo de tres pistas: hay buena cocina pero también ambientación y una apuesta importante a la mixología. Luis Frankin, jefe de barra, se pasa sus días haciendo infusiones, macerando ingredientes y buscando los toques perfectos para cada uno de los cocteles que piden.
Como buen gachupín, a Alaia vale la pena ir por tapas. Algunos rescatados del menú anterior son los taquitos de pato, emblemáticos de la cocina de Ituarte. También merecedoras de un vermú con vista a la capilla están las croquetas de jamón ibérico y, si estás de suerte y hay festival del bacalao, no hay que dudarlo ni un segundo y pedir una orden de cada una.
Aunque la paella brilla con esplendor, apostemos por lo distinto: una fideuá de mariscos o bien un arroz negro que para nada decepciona. La porción es generosa, así que funciona bien como una guarnición que se comparte entre todos.
Hay mucha tela de dónde cortar para los platos fuertes. El lechón confitado es una gran opción para acompañar de un tinto joven o, por supuesto, su majestad El Txuletón. Si el tono se pone en pajizos y dorados en la copa, mejor el pámpano a la sal que emociona al crocar de su corteza y está en el punto exacto de jugosidad y sazón.
Los postres también valen un espacio. No puede faltar el pastelito tibio de queso manchego o el homenaje al chocolate que lo presenta en varias texturas y tonos. Por supuesto, un carajillo para acompañar pues el sol baja y las emociones suben. No te pierdas una tarde de tragos en este lugar.
Dirección: Privada de Canoa #80 esq. Eje 10 San Jerónimo, col. Tizapán San Ángel