Comprar vino puede parecer una labor titánica: desde elegir la tienda a la que iremos hasta llegar a una donde hay una serie de pasillos llenos de etiquetas con información que puede ser desconocida, hasta resulta abrumador.

¿Cómo elijo entre uno y otro? ¿Cómo sé cuál es mejor? ¿Y si no va con la comida que voy a servir? No te preocupes, tenemos a la artillería pesada para que nos den unos consejos y tengas todo más claro.

La Comunidad MB presenta la Guía Simple de Vino y Maridaje; esta es una producción editorial en la que integramos a varios expertos que nos dan, cada año, sus mejores tips para disfrutar con todo el arte y placer de beber. Otra buena noticia es que está disponible en línea ¡y es gratis!

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Cómo comprar el mejor vino 

No se trata de que sea el más caro, ni el de la etiqueta más bonita. De hecho, comprar vino tiene más que ver contigo que con el vino. Claro, hay algunas cosas que debes fijarte que te compartimos a continuación.

Establece un presupuesto. Hoy en día hay vinos buenos que no pasan de 500 pesos mexicanos y hay otros cuantos que valen la pena la inversión.

Rolly Pavia, sommelier y parte fundamental de los restaurantes Becco, dice que no es cierto que los vinos caros sean mejores. El precio de un vino sí hace una diferencia; cuando es alto es porque la quien lo produjo ha sido constante, ha trabajado bien durante años y eso cuesta. 

Determina qué te gusta en un vino. Si prefieres los amaderados, con cuerpo y mucha astringencia, busca aquellos que tengan las siguientes palabras en la etiqueta: Crianza, Reserva, Gran reserva o un año de cosecha que sea mayor a un año.

Un secretito: estos van muy bien con platos fuertes como carne roja, mole o incluso cochinita.

Si, por el contrario, te gustan los vinos ligeritos y frutales cuando son tintos opta por aquellos que no tienen añada; esto te indicará que son jóvenes más fáciles de beber que los de crianza. También suelen ser más económicos. Estos nos gustan para las salsas con tomate, los arroces, el cerdo y el pollo.

Hablemos del clima, porque también influye. Paulina Vélez, sommelier y comercializadora de vino, recomienda que, para un día de calor, mejor vinos jóvenes pues son más frescos. En temporada de frío opta por los más intensos y complejos.

Qué leer en una etiqueta

De la vista nace el amor, pero la apariencia no lo es todo. Si la etiqueta te llama la atención, tienes un presupuesto y ya sabes más o menos a qué le tiras, vamos a lo particular: la información que da cada vino.

La botella debe indicarte, en primer lugar, que es un vino legal. Esto lo sabes porque hay un sello de la Secretaría de Hacienda.

En la etiqueta, revisa:

• Si tiene año. Esto te hablará de cuánto tiempo, más o menos, tardó en vinificar el productor y podrás darte una idea de sus aromas y sabores (recuerda las crianzas, reservas o etiquetas jóvenes)
• El varietal, es decir las uvas con las que está hecho. A veces no las trae y esto quiere decir que es una mezcla de varias. Con esta información sabrás notas particulares de cada especie.
• La bodega que produjo el vino. Así sabrás a grosso modo la región y qué esperar en términos de aromas terciarios.
• Porcentaje de alcohol. Esto sirve para conocer un poco más el cuerpo del vino. Entre más alcohol, más intensidad.

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