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Cómo hacer kombucha, la bebida en tendencia, paso a paso

Por sus enormes beneficios a la salud, su sabor ácido y también la moda que la trajo a todos los estantes de las tiendas, la kombucha se ha convertido en esa bebida que es mejor saber cómo hacer en casa.

Se trata de un té fermentado, proceso que sucede gracias a las levaduras del ambiente y un cultivo de bacterias buenas llamado SCOBY. Para hacerla solo hay que tener tiempo, ganas y algo de cuidado en los tiempos y temperaturas para que todo el proceso sea exitoso.

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Paso 1: conseguir el SCOBY

cómo hacer kombucha

Se le llama así a un cultivo simbiótico de levaduras y bacterias, y sí, se puede hacer en casa. Importante saber que toma aproximadamente dos semanas.

Compra kombucha comercial y guarda el último chorrito; sí, ese que tiene impurezas. Ese sedimento son el resto de las levaduras que servirán para construir un SCOBY nuevo.

Infusiona 4 cucharadas de té verde o negro en un litro de agua caliente y agrega una cucharada de azúcar. Una vez fría, agrega el chorrito de kombucha. Esto al final lo vas a desechar pues aunque se produzca nuestra bebida estrella, será demasiado ácida.

Sirve en una botella y tápala con una servilleta o filtro de forma que el oxígeno pueda entrar y el dióxido de carbono, salir. Déjala en un lugar seco y espera dos semanas hasta que veas que una capa gruesa y blanca se formó en la parte superior. ¡¡Ese es el SCOBY!!

Importante: debes mantenerlo en agua para que no se seque y las levaduras puedan sobrevivir.

Paso 2: hacer la kombucha

Una vez que tienes el cultivo de bacterias y levaduras listo, tienes el trabajo rudo hecho. El paso que sigue es preparar una infusión de 4 cucharadas de té en un litro de agua y 2 cucharadas de azúcar.

Es muy importante dejarlo enfriar porque las levaduras del SCOBY no sobreviven en altas temperaturas.

Cuela la infusión y agrega el cultivo. Tápalo con una servilleta o filtro de café y déjalo reposar de 7 a 10 días a temperatura ambiente. A partir del sexto día comienza a probarlo, así podrás medir qué tan ácido te gusta.

Cuando esté en el punto donde te gusta más -una pista es que debe ser ácida al principio y evolucionar a sabores dulces en el retrogusto- está lista la primera fase.

PASO 3: LA SEGUNDA FERMENTACIÓN

Una kombucha que pasó por doble fermentación la puedes reconocer porque tiene gas -sí, así como los refrescos y la cerveza-. Esto se logra dejándola reposar durante una semana más en una botella hermética.

Debes quitar el SCOBY (seguro se hizo más grande y sirve para todas las kombuchas que quieras hacer en tu vida siempre y cuando lo cuides). Guárdalo en un recipiente con agua y tapado.

En este punto puedes echar a volar tu imaginación como te plazca; juega con especias, hierbas aromáticas y fruta para darle sabor a tu kombucha.

Puedes poner por ejemplo, una rama de romero y fresas fileteadas. Es muy importante que cierres bien la botella pues con cualquier fuga puede explotar y todo tu esfuerzo habrá sido en vano.

Deja reposar la kombucha una semana más en el refrigerador. Cuando el tiempo se haya cumplido, tendrás una bebida refrescante, saludable y muy rica.

Si tienes dudas, siempre puedes consultar diferentes grupos en redes sociales que la elaboran en casa.

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