¿Endulzantes o edulcorantes? ¿Existen diferencias? ¿Qué es mejor?

Quizás no notas mucho cambio a la hora de probarlos como que el stevia tiene un retrogusto amargo o que el piloncillo tiene notas quemadas, pero hay mucho más allá. ¿Por qué algunos no engordan y otros sí? ¿Cuáles son las verdaderas diferencias entre endulzantes y edulcorantes? ¿Cómo elegir el mejor?

Hasta hace relativamente poco, se podían distinguir por unos (los endulzantes) ser naturales y lo demás estar formulado en un laboratorio. Pero el mundo alimentario ha evolucionado y ya existen productos de origen natural que no ponen en riesgo la salud y son buenas alternativas para personas con padecimientos cardiovasculares como la diabetes.

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Y entonces, ¿en qué radican las diferencias de edulcorantes y endulzantes?

Trascendiendo la naturalidad –o no– de estos productos, hay varias clasificaciones que marcan características concretas entre uno y otro.

Lo más importante es que los endulzantes, aunque están satanizados por el mundo por aportar calorías y no tener mayor truco mercadológico en su venta, son mucho más nutritivos que los edulcorantes.

El azúcar y los carbohidratos en general tienen la función específica de proveer energía inmediata al cuerpo así que no tiene nada de malo consumirlos con moderación. El problema con ellos es que la mayoría están refinados, eliminando así otros minerales y nutrientes que puedan tener así que ahí te va un truco: entre más oscuros los veas, mejores serán.

Hoy en día existen edulcorantes naturales como la stevia o el monk fruit que no aportan calorías. Esto sucede por una razón: son ricos en moléculas como la sucralosa que el cuerpo no puede metabolizar, así que tienes el sabor en boca pero así como entran, los expulsa.

Aguas con los edulcorantes artificiales, esos que endulzan mucho más en menores cantidades. Esos están creados en laboratorio y su consumo exacerbado puede causar fallas renales y problemas hepáticos.

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