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El ice wine, o vino de hielo, es uno de esos pequeños milagros enológicos que el frío invierno nos regala. Este vino de postre, conocido por su dulzura intensa y sus sabores complejos, se elabora a partir de uvas que se han congelado naturalmente en la vid.
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Imagina la escena: las uvas permanecen en los viñedos mucho después de la cosecha habitual, esperando las noches heladas que las congelarán y concentrarán su azúcar y acidez. Las uvas se vendimian en medio de la madrugada, cuando las temperaturas caen por debajo de los -8°C. Los viticultores deben actuar rápido, ya que las uvas deben prensarse mientras aún están congeladas. El resultado es un jugo concentrado, rico en azúcares y acidez, que se fermenta lentamente para crear un vino que es pura delicia.
En Canadá, el país más famoso por su producción de ice wine, las variedades más comunes son Vidal Blanc y Riesling. En Alemania, Riesling es la variedad predominante para Eiswein. También se pueden usar otras variedades como Cabernet Franc y Gewürztraminer.
¿Y qué podemos esperar al degustar un ice wine o vino de hielo? Este vino nos recibe con una explosión de sabores frutales: albaricoque, durazno, mango y piña, acompañados de un sutil toque de miel. La acidez brillante equilibra perfectamente la dulzura, ofreciendo una experiencia gustativa que es a la vez rica y refrescante.
Canadá es sin duda uno de los reyes del ice wine, especialmente en regiones como Niagara en Ontario y Okanagan en Columbia Británica. Allí, las variedades Vidal Blanc y Riesling son las protagonistas. Pero no podemos olvidar a Alemania, donde el Eiswein, hecho principalmente con Riesling, ha sido un tesoro durante siglos. Otros países como Austria y Estados Unidos (principalmente Nueva York y Michigan) también producen vino de hielo en menores cantidades.
El ice wine es el acompañante perfecto para una gran variedad de postres, desde tartas de frutas hasta crème brûlée, y también se lleva de maravilla con quesos intensos como el azul. Incluso puede ser disfrutado solo, como el broche de oro para una cena especial. Se recomienda servir bien frío, entre 6-8ºC.
Así que, la próxima vez que busques algo realmente especial para compartir con amigos o para darse un capricho, considera el ice wine. Este elixir dulce del invierno es una verdadera joya para los amantes del vino.
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