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¿Con qué sal mexicana te conviene cocinar?

A hablar de sal mexicana, podría parecer que solo se trata de la refinada o marina; sin embargo, este país tiene una paleta muy abundante de opciones que varían en colores, intensidades y sabores. ¡Cada una es diferente y aporta cosas únicas a tus platillos!

Algo que es importante saber es que, entre menos refinada sea, más minerales y beneficios traerá al cuerpo humano. Esto también trae un secreto: la sal fina es mucho más salada que las gruesas o las hojuelas, así que afinar la sazón de tus platillos es más fácil cuando son variedades artesanales.

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Sal mexicana: un mundo de posibilidades

El sentido común indica que solo hay salinas en lugares cercanos al mar, donde el agua salada permite que el terreno sea el óptimo para cosechar el sazonador por excelencia de la humanidad. Sin embargo, gracias a los vestigios fósiles y la caprichosa forma en la que ha evolucionado el territorio, existe sal mexicana en lugares tan áridos como San Luis Potosí y Durango.

En términos industriales, las sal puede extraerse de maneras más sencillas pero hay algo de magia con aquellas que son artesanales: el clima hace posible que desarrollen ciertas características –como que la de Colima tiene agua en su interior y es más fácil de disolver, o que la de Celestún es color rosa– que las vuelven únicas. Aquí te presentamos nuestras favoritas.

De Colima

  • Extraída de la laguna de Cuyutlán, en Colima, de forma artesanal. Con la subida de la marea y las lluvias, espacios amplios, llamados eras, se llenan de agua que después se evapora dejando solo los cristales de sal. Aquí hay una pequeña cosecha de la flor de sal, la cual se compone de pequeños cristales en forma de pirámide que salan sutilmente y son perfectos para terminar platos.
  • La sal mexicana de Colima tiene una gota de agua en el núcleo, lo que la convierte en más soluble que las demás.
  • No tiene un grado de salinidad tan alto, así que es muy complicado que se te sale la comida al usarla.

Sal mexicana de Salinas Hidalgo, SLP

  • Gracias a que toda la zona centro es rica en minerales, este es un lugar perfecto para que la sal sea más nutritiva.
  • La razón por la que existen salinas en esta zona es porque antes, en la era de los dinosaurios, estaba cubierta de agua. Los vestigios fósiles permanecen ahí, así que en las escasas lluvias, es posible cosechar sal.

Rosa de Celestún, Yucatán

  • Si te sorprende la sal del Himalaya, ¡espera! En México tenemos nuestra propia versión de sal rosa y es mucho más sostenible consumirla que la que cruza el planeta, emitiendo miles de toneladas de carbono en el transporte.
  • Esta sal es tenue y adquiere su color por los camarones y flamencos que viven en la laguna de Celestún, de donde se extrae. 
  • Es muy lucidora pero también rica en minerales, así que la puedes utilizar tanto para cocciones largas como para terminar los platos.

Sal de Guerrero Negro, BCS

  • ¿Sabías que la salinera más grande del mundo está en México? ¡Sí! Se ubica en Baja California Sur, específicamente en la localidad de Guerrero Negro. 
  • De aquí se extraen toneladas de sal industrial pero también hay que echar ojo a los procesos artesanales; las eras se llenan de agua de mar y al secarse, dejan los cristales de sal gruesa y flor de sal.

De Zapotitlán, Puebla

  • Algunos argumentan que esta no es sal en realidad pues no proviene del agua del mar, como sucede con las demás. Esta más bien es agua salada que emana de depósitos fósiles en una zona semidesértica.
  • El resultado son unas hojuelas de color blanco intenso que son suaves en boca, por lo que son perfectas para terminar platos.

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