Si algo bueno nos dejó la pandemia, es una nueva visión gastronómica, una que favorece la llegada de restaurantes casuales y propuestas poco rebuscadas pero –a la vez– de una elocuencia capaz de ponerse al tú por tú con las expectativas de cualquiera que se jacte de ser amante d la comida. Restaurantes que prescinden de formalidades y excentricidades, porque en primer lugar, ni siquiera las necesitan. Tal es el caso de Costela.

Por: Fernanda López Díaz 

Dirigido por la chef Alexander Suástegui, este lugar es el resultado de lo que originalmente iba a ser una carreta de mariscos: “Mi socio, Benjamín Castro, y yo llevábamos seis años platicando sobre poner una carreta”, explica la chef: “Nos conocimos porque una vez participé en un concurso patrocinado por su marca de camarones [Del Pacífico], en el que teníamos que cocinar algo con ellos. Cuando los probé tuve un flashback a mi infancia, en Sinaloa, porque hace mucho no probaba camarón de esa calidad. Cuando se acabó el programa no me interesaba nada más que saber de quién eran. Así conocí a Benjamín. Nos hicimos amigos y me propuso hacer una carreta”.

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Y aunque no hubo una carreta, sí hay un garage muy especial. Ubicado en la colonia Cuauhtémoc, donde las propuestas de marisquería no faltan (tomemos en cuenta que ahí mismo están Con Vista Al Mar y Don Vergas), Costela puede presumir con la frente en alto un menú –inspirado tanto en el norte de México como en Los Ángeles- que no sólo cumple con lo que esperaríamos de un lugar de mariscos –aguachiles, ostras, tacos–, sino que tiene ciertos platos por los que hay que regresar una y otra vez, como las garnachas de aguachile de camarón azul y los mejillones al chiltepín.

 

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El menú se complementa con la coctelería de Joseph Mortera, quien en esta ocasión está elevando toda expectativa de lo que debería ser un clamato, gracias a creaciones como “El Tijuano”, preparado con jugo de tomate, almeja, camarón, pepino y especias norteñas. Y aunque este es el trago imperdible, cualquier opción de la carta de bebidas es garantía. 

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“Mi cocina se centra mucho en el producto”, explica la chef. “De hecho, no soy tan estructurada en mis recetas. Tengo una cocina resolutiva en la que, por ejemplo, sí no hay un chile, no pasa nada; le pongo de otro. Es un proceso mucho más creativo e intuitivo, pero siempre a partir del producto. No hay manera de construir algo bueno a partir de un producto malo, porque ahí sí le tienes que dedicar más trabajo y corres muchos riesgos. Con un producto excelente, ya tienes una estrella”. Como recomendación de Alexander, hay que pedir el taco de lengua, la tostada “La Güera” y una costra de camarón.

“Mi signature es la cocina del mar. Esta vez quería que lo que vieras en el lugar también lo sintieras en lo que fueras a comer. Algo muy honesto, de muy buena calidad, pero también muy relajado, sin tantas capas”, dice la chef. “Cuando entras aquí (al restaurante), lo que ves es lo que hay, no hay un segundo piso ni un back. Y eso es lo que quiero reflejar en la comida. Honestidad a la vista y al paladar.  Es un lugar relax, pero no porque sea relax quiere decir que no sea profesional.” 

• Dirección: Plaza Melchor Ocampo 30 , Cuauhtémoc 
• Horario: martes a viernes de 13:30 a 22:00, sábado de 13:30 a 21:00, domingo de 13:30 a 19:00
• Cuenta promedio: $550

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