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El vino es una de las bebidas más antiguas del mundo, producido por primera vez durante el Neolítico, en la región que hoy ocupan Irak e Irán. Posteriormente se expandió hacia el occidente y las civilizaciones lo llegaron a adorar al grado de deidad. Con cada nueva generación el vino cambia y evoluciona con nuevos sabores y técnicas a probar. Por eso es importante saber un poco del pasado del vino y de sus procesos para poderlo disfrutar aún más.
Uno puede creer que catar un vino es muy sencillo, sin embargo, se puede convertir en todo un reto. El vino es una bebida con diferentes elementos y procesos que hace que cada uno sea único. Catarlo es complicado dado que requiere del uso de todos nuestros sentidos en perfecta armonía y del estudio de diferentes técnicas y sabores. Para encontrar su esencia uno debe de tener en mente que no solo la uva y su procedencia afectan sino que también el clima, la temperatura, la barrica y la edad.
Como vemos la cata no es sencilla, pero todos podemos aprender un poco para poder encontrar nuestros vinos preferidos y conocer la razón de por qué son nuestros favoritos.
En la cata utilizamos los tres sentidos principales que se emplean en la misma: vista, olfato y gusto. También interviene el sentido del tacto, ya que la lengua posee este sentido y nos puede dar información sobre su densidad, temperatura, gases carbónicos o turbidez y siempre se toma la copa por el tallo o la base para no calentar el vino.
Una vez servido un poco de vino en la copa la acercamos a nuestra nariz para tratar de identificar sus aromas primarios, aquellos que proceden de las uvas. Hay diferentes sabores en el vino y en esta fase podemos comenzar a ubicar los sabores del vino:
Una vez que hayamos hecho esa primera inspección, giramos un poco la copa para que suelte aún más sabores que nos dan más información sobre el vino.
En esta fase evaluamos aspectos como la nitidez, la intensidad, el color y otros como las lágrimas y burbujas. Es muy importante que la luz, en el área en donde estés, sea brillante e idealmente natural. Lo que buscamos es lo siguiente:
– Nitidez: El vino debe tener un color homogéneo y hay vinos velados, turbios o brillantes.
– Intensidad: la profundidad del color.
– Color: es independiente de la intensidad y en función de la clase de vino abarca diferentes gamas y tonalidades.
– Lágrimas: son aquellas gotitas que quedan en la superficie de la copa y están ligadas a la concentración de alcohol, a su graduación. Si cuando movemos la copa observamos que las ‘lágrimas’ caen lentamente, nos están indicando que su densidad es alta y por tanto su graduación es mayor.
– Efervescencia: se refiere a las burbujas.
Después de haber completado las primeras inspecciones llega la hora de probarlo. Lo primero que debemos hacer es beber un sorbo y pasarlo por toda la boca antes de tragar. De esta manera el vino llega a todas partes y la lengua podrá percibir todos los sabores.
En el siguiente sorbo analizamos la textura y tratamos de encontrar los sabores que descubrimos al inicio. Es importante que al tragar exhalemos por la nariz para que no se pierdan los sabores y sensaciones. En un vino de calidad normal los sabores desaparecen rápidamente mientras que en un vino de gran calidad lo podemos degustar hasta por más de un minuto sin que pierda su sabor.
Si gustas aprender más sobre la cata de vinos hay muchos restaurantes que organizan catas en grupo o en parejas al igual que viajes a viñedos que podrás disfrutar en México.
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