Todos hemos escuchado de la famosa estrella Michelin. Sabemos que si un restaurante tiene una o más entonces es excelente. No se le da a cualquier cocina y es el reconocimiento más grande que se le puede otorgar a un establecimiento. Se premia cada año, lo que significa que deben mantener sus estándares o mejorarlos para poder seguir con su registro. Irónicamente no fue creada con el propósito de premiar a los restaurantes, sino por otra razón completamente diferente.

La primera Guía Michelin fue compilada en 1900 por el industrial francés Andre Michelin, junto con su hermano Edouard Michelin. Quienes querían aumentar el número de automóviles para hubiera más demanda de llantas y así crecer su negocio. En esos tiempos, había muchas bicicletas, pero solo había 300 coches en Francia. No eran suficientes para un negocio que vendía llantas para coches. Los hermanos decidieron hacer la Guía Michelin para que las personas utilizaran más sus coches y cambiaran las llantas con mayor frecuencia.

La primera impresión de la Guía Michelin fue de 35,000 copias e incluyó mapas e instrucciones sobre cómo reparar y cambiar llantas. También incluyó una lista de restaurantes, hoteles, mecánicos y estaciones de servicio a lo largo de rutas populares en Francia. En menos de una década, la Guía Michelin creció a una  velocidad impresionante: habían guías disponibles en todos los países de Europa occidental, el norte de África, el sur de Italia y Córcega.

El inicio de la guerra en 1914 detuvo la producción, pero en 1920 la guía volvió a la normalidad. Los hermanos decidieron aumentar la calidad de la guía: eliminaron la publicidad y comenzaron a cobrar por cada ejemplar; se rumora que los hermanos decidieron ponerle un precio cuando visitaron una tienda de mecánica y encontraron una mini torre de sus guías apoyando a un banquito.

Gracias a su enorme popularidad, las primeras clasificaciones de estrellas Michelin se otorgaron en 1926. A los restaurantes en Francia se les otorgó una sola estrella si se les consideraba como “establecimientos de alta cocina”. No fue hasta el 1931, que el sistema de calificación se amplió para convertirse en la calificación de tres estrellas de Michelin:

1 estrella: un muy buen restaurante en su categoría.

2 estrellas: excelente cocina, vale la pena un desvío.

3 estrellas: cocina excepcional, vale la pena un viaje especial

Naturalmente, la guía tomó un descanso durante la Segunda Guerra Mundial, y solo se reanudó a fines de 1939. Sin embargo, la calificación de estrellas Michelin se redujo a un sistema de 2 estrellas debido a la escasez de alimentos. La calidad bajó en los restaurantes de toda Europa, por lo que el criterio tuvo que ajustarse.

Las estrellas tienen la reputación de pertenecer a los restaurantes más caros por que al recibirlas aumenta la demanda de comensales y el estatus. En 1955, a Michelin se le ocurrió un sistema de calificación que reconocía a los restaurantes que sirven comida de alta calidad a precios moderados y lo llamaron el Bib Gourmand. Están personalizados por región y país y les da a los comensales la oportunidad de comer bien sin tener que gastar mucho dinero. De hecho, hoy en día, hay restaurantes con estrella Michelin que no son caros y un ejemplo es un puesto callejero de comida local en Bangkok, el cual fue el primero de su categoría en recibir la estrella y la mantiene al día de hoy.

En los últimos años ha habido una tendencia creciente a nivel mundial de rechazar las calificaciones de estrellas Michelin: algunos restauranteros incluso exigen que les quiten las estrellas. Sienten que las expectativas del sistema estelar no son razonables y restringen la creatividad de un chef en la cocina. Aún así, en la industria culinaria de hoy, hay una reverencia por el icónico sistema de calificación de estrellas Michelin. Algunos restaurantes incluso dicen que es la única calificación que importa porque la consideran la más auténtica.