Humeberto Falcón y Guillermo González Beristain son un enólogo y un chef respectivamente. Sus caminos se encontraron hace 22 años y hace 20 decidieron emprender un proyecto de vinos llamado Mariatinto que hoy saca a la luz dos etiquetas más llamadas Sin Border.

Un tinto de la varietal Cabernet Sauvignon y un blanco Chardonnay son el homenaje de esta dupla a las personas y las ideas que trascienden las fronteras políticas, organolépticas y reales del mundo.

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Mariatinto, Sin Border y Sang Bleu: todos los vinos de la familia

Se llama Santa Clara el territorio donde Guillermo y Humberto tienen un par de hectáreas para cultivar las uvas que se vinifican para lograr los vinos de Sin Border. La producción es escasa, nos da pocas botellas; la ventaja es que tenemos la dedicación para hacerlos excepcionales, dice Falcón.

Esta botella hace alusión a la migración y al trabajo extranjero de mexicanos en Estados Unidos. Bernabé Cruz, el enólogo encargado de dar el perfil a ambos vinos, es un mexicano que llegó de Zacatecas a trabajar el campo norteamericano y que años después conoció a González Beristain y a Falcón.

Su trabajo -y el de tantos más- es la inspiración a caldos potentes, con personalidad propia. Tanto así que parte de las ganancias de su venta apoyarán a Casa Nicolás, una organización dedicada a mejorar las condiciones de las personas migrantes.

Mariatinto nació en 2002, cuando el vino mexicano no tenía la popularidad de hoy. Es una etiqueta que ha crecido con la industria y ha aprendido de sus errores para ser cada vez más competitiva. Años después surgió una línea de rosados llamada Sang Bleu producida mediante el método de sangrado. Esto propone buena acidez y un perfil distinto a lo que entonces, en los años dos miles, se acostumbraba en México para este tipo de vinos.

Todos los vinos estarán disponibles para compra en línea y en algunas tiendas de autoservicio como La Europea. El precio, tanto de Sin Border Cabernet Sauvignon, como de Chardonnay, rondará los 800 pesos mexicanos.

Mexicanos en California: un maridaje perfecto con Sin Border

Sumar dos más a esta familia representa un reto: lograr la calidad de 20 años de experiencia no es cosa menor, pero el balance es positivo. La presentación, tanto del vino blanco como del tinto, tuvo lugar en Pujol, espacio donde se presentó la etiqueta emblema y también

Todos estuvieron presentes; el rosado para acompañar a los elotitos baby con mayonesa de café y hormiga chicatana. Sin Border Chardonnay sacó sus mejores perfiles para equilibrar la acidez de un ceviche de caracol que estaba aromatizado con chile habanero y una tlayuda con almendrado y coles de bruselas.

En formato family style -muy atípico para el servicio de Pujol– apareció un mixote de hongos que armonizaba bien con el cuerpo de Mariatinto. Para terminar, Sin Border tinto, que es de acidez equilibrada y taninos bajos, acompañó el emblemático mole madre, con más de ocho años de guarda.