Ya sean franceses, españoles, americanos o mexicanos, los vinos también combinan con botanas y antojitos que encuentras en las calles de la Ciudad de México, tal y como pueden maridar con platillos de alta cocina.

“La comida de banqueta es igual de compleja muchas veces, o tiene sabores igual de complejos que una comida de banquete”, asegura Sophie Avernin, directora de Grandes Viñedos de Francia, una empresa que maneja más de 100 etiquetas nacionales e importadas.

Para Sophie, una sommelier diplomada y enófila de corazón, los antojos de la calle, como cacahuates japoneses, pambazos, tacos de birria, gorditas de chicharrón, quesadillas, tlacoyos, exigen acidez para equilibrar y esa característica nos la dan vinos. Entre blancos, rosados y tintos estos son los vinos que recomienda. 

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Blancos

Hahn Chardonnay y el Fume Blanc Grgch Hills son dos vinos blancos de Napa, California, equilibrados e integrados, que maridan bien con cacahuates japoneses y otras botanas de bolsita. El Hahn Chardonnay destaca por su vibrante sabor, mientras que el Fume Blanc posee elegantes aromas florales del sauvingnon blanc. El suelo arcilloso de la región en la que ambos se producen beneficia de algún modo la acidez que les caracteriza.

Rosado

El Ru rosa de uva es un poco más seco por el clima de la Sierra de Arteaga, Coahuila. Avernin destaca la frutalidad de esta etiqueta, además de una excelente acidez que le ayuda a equilibrar la grasa de varios antojitos. Las quesadillas de hongos y huitlacoche, por ejemplo, resaltan la parte frutal de este vino. Con los pambazos y tlacoyos también mezcla bien, mientras que con los dorilocos, la sommelier encuentra “una fiesta en la boca”.

Tinto

Otro vino que combina perfecto con los antojitos callejeros es el pinot noir de Leon Beyer. Sophie Avernin señala que esta etiqueta francesa originaria de Alsacia tiene acidez y frutalidad; “es un vino bastante amable y fácil en cuanto a sabores”, lo que la hace ideal para acompañar un taco de birria con consomé, por ejemplo.

Extra  

Para el antojo de una torta de milanesa, Avernin sugiere el Tamiz de Teófilo Reyes, un Ribera del Duero roble (sometido a un proceso de crianza corto). Este tempranillo tiene buena acidez y estructura muy afable para maridar, en especial con un alimento que va acompañado de rajas curtidas con algo de dulzor. También la potencia y elegancia del tempranillo Relámpago (Valle de Guadalupe) resalta con el picor de la salsa de un pambazo.

Por Jorge Gómez