Hacer que los aceites vegetales normales, esos que se usan para cocinar diariamente, tengan sabores extraordinarios es más fácil de lo que crees. El proceso es rápido, necesitas muy pocos ingredientes y un envase hermético para que pueda conservarse por más tiempo.

¿Quieres hacerlos en casa? Alista el screenshot, tenemos un procedimiento súper fácil.

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Paso a paso: cómo hacer aceites infusionados con tus sabores favoritos

Lo primero que debes hacer es conseguir aceite de canola, maíz, soya o girasol. A veces funciona el de oliva aunque ese tiene un carácter y sabores propios, por lo que lo recomendamos solo si te gusta su perfil.

Otra cosa que nos gusta de las primeras tres opciones es que su punto de humo es alto, por lo que aguantan perfectamente bien si los calientas una vez para infusionarlos y ponerles sabor y ya al cocinarlos no desprenden toxinas tan rápidamente. Acuérdate que con las grasas el calor excesivo es el peor enemigo.

Con qué lo quieras infusionar depende de tu creatividad. Entre lo más común están las cáscaras de cítricos (debes tener cuidado de quitarles toda la parte blanca que aporta amargura), hierbas aromáticas, ajo y chiles. Si usas aceite para postres, también vale la pena experimentar con especias como la canela, el anís o el cardamomo.

Procedimiento

1. Sirve el aceite en una cacerola u olla pequeña.
2. Enciende el fuego muy bajo y no dejes que hierva.
3. Agrega el o los ingredientes que se te antojen y apaga inmediatamente. 
4. Deja la olla cerca del calor y tapada por un par de horas.
5. Cuando esté frío, vierte en un recipiente hermético y cierra; puedes colar o dejar con los ingredientes.
6. Reserva y usa en todas tus preparaciones.

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