De 99 años y después de un largo camino en una combi para conocer los mejores sabores de la gastronomía mexicana, el 24 de julio falleció Diana Kennedy, investigadora inglesa que nuestro país adoptó desde los años 70.

Aunque al momento no se saben las causas específicas, la Secretaría de Cultura anunció la noticia en la mañana del domingo y reconoció la importancia de su labor, la cual consistió en documentar los ingredientes, técnicas y platillos mexicanos en nueve libros y cientos de escritos.

El trabajo de investigación

Kennedy fue la primera persona reconocida por seguir de cerca el trabajo de cocineras tradicionales y rescatar algunas recetas ancestrales. Dedicó su vida a viajar por los rincones de México y dar a conocer el acervo cultural que existe en los fogones regionales.

A pesar de que conoció todo el país, hay una importante labor de difusión y descubrimiento en la cocina michoacana; su trabajo fue una parte importante para el nombramiento de la cocina mexicana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO.

En el momento en el que ella comenzó sus labores de investigación, la culinaria nacional parecía estar opacada por técnicas francesas y sabores internacionales. Fue su curiosidad y puesta en valor mucho de lo que hizo a los cocineros voltear a ver el patrimonio gastronómico mexicano.

Enorme su trabajo como investigadora; también tenía muy clara la necesidad de salvaguardar los ecosistemas y espacios donde se desarrollan los ingredientes que se ponen en el plato. Ella misma sembraba lo que comía, se mostraba a favor de la comida buena, limpia y justa  y trabajó por la seguridad alimentaria.

En 1980 creó el Diana Kennedy Center, una fundación sin fines de lucro cuyo objetivo era -y es- promover la cultura culinaria del país y empoderar proyectos medioambientales.

Hoy, a 99 años de su nacimiento y después de que falleció, brindamos un homenaje a Diana Kennedy y a todo su legado.