Comedor de Cobre nació para visibilizar y poner en alto las artesanías michoacanas y también su gastronomía. El Festín en Cazo fue la materialización de tantos sabores, aromas y aprendizajes de las personas que se enamoraron de Michoacán en el proceso.

Durante pandemia pensé en qué hacer para enaltecer la cultura de mi estado y nació la intención de grabar un documental. Me hacía sentido que en el Festival de Cine de Morelia hubiera algo que tuviera que ver con la cultura de Michoacán, así que sucedió. Pero evolucionó a ser algo maravilloso y más complejo que solo eso.

Vica Garrido, mente maestra del Comedor de Cobre.

El sueño de Vica de promover la artesanía y los sabores de su tierra natal cautivó a más de uno. Con el objetivo en mente, planearon viajes de investigación, cenas, visitas a artesanos y, por supuesto, la firme intención de mostrarlo al mundo. Comedor de Cobre hoy, además de querer ser un documental será un recetario y una experiencia.

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El menú del Festín en Cazo

Este evento fue un homenaje a los ingredientes y técnicas culinarias michoacanas. No es poca cosa, gracias al estado, la cocina mexicana fue nombrada Patrimonio Intangible de la Humanidad por la UNESCO en 2010.

Tres cocineras michoacanas de la mano de otras tres hicieron un menú que duró todo el día. Para el desayuno cocinó Lucero Soto de LU junto con Patricia Conde, una chef tampiqueña que radica en México. Tres tiempos fueron suficientes para abrir boca a una jornada entera de saborear platillos que brindan honor a Michoacán.

Un tamal de zarzamora con yogurt de Cotija, una tostada con aguacates y truchas de Zitácuaro y un taco de lengua fueron los protagonistas. Para acompañar, tamalitos canarios, buñuelos de viento y puerquitos de piloncillo.

Para la comida la cosa se puso mejor. Mariana Valencia, de Cocina M en Uruapan y Norma Listman, que encabeza Masala y Maíz en CDMX hicieron una comida de tres tiempos que comenzó con unos ostiones y una mignonette de guayaba; un minguichi con camarones, un tamal de carnitas de pato y de postre unos hongos cocinados en tacha.

La cena fue un cierre que constó de tres tiempos salados y uno dulce, obra de Cynthia Martínez, de La Conspiración de 1809 y Mate Zorrilla de Les Divins. Abrió boca un rillete de trucha, una crema de ajos con jamón serrano y para el plato fuerte llegaron los uchepos con foie gras, macadamia y chile negro. Para el postre, un tributo a los aguacates michoacanos en una mousse con yuzu.