¿De cuántas formas has intentado cocinar pollo evitando que quede fibroso y seco y no lo logras? Sabemos lo frustrante que es tener una comida seca, así que te compartimos algunos trucos y secretos para que te quede como de restaurante.

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Formas de cocinar el pollo más jugoso

Reposo en suero de leche

El buttermilk es el resultado de cortar la leche fresca con un medio ácido –como limón o vinagre– para que se separe el suero de los sólidos. Aunque no suena tan agradable ni apetitoso, tiene muchas ventajas, como que puede hacer unos hot cakes de lo más esponjosos o que tu pollo quede jugoso y muy rico.

¿Cómo lograr esto último? Debes reposar las piezas que vayas a comer en suero de leche por lo menos dos horas, aunque lo ideal es hacerlo desde una noche antes. Un truco mejor es sazonar el buttermilk con especias para que la carne absorba todos los sabores.

Este truco es ideal si quieres hacer pollo frito o al horno, ya que mantiene los jugos de la carne aún en temperaturas muy altas.

La siempre cumplidora salmuera

La sal desnaturaliza las proteínas de la carne; esto quiere decir que hace una especie de pre cocción en los alimentos cuando se usa más allá de la sazón.

Una salmuera es una solución de agua con sal –específicamente 100 gramos por litro– y amenizar también con algunas especias o vinagre para que tome sabor.

Remoja tus piezas de pollo en ella por lo menos una hora, aunque entre más tiempo, mejor. Después de eso, cuece como siempre y disfruta lo jugosa que queda tu comida.

El fuego: uno de los secretos mejor guardados

Si quieres un pollo súperjugoso, jamás lo cocines en agua. Sirve para hacer caldos o amenizar tu caldo tlalpeño pero no tiene la mejor textura… ¿no crees?

Hay que hacerlo a fuego directo y entre más caliente, mejor. Esto hará un efecto de corteza que impide que los jugos propios de la carne se salgan. Después de que quede sellado, puedes bajar el fuego y tapar para que esté listo más rápido.

Quizás lo comes porque tiene menos grasa y estás a dieta pero debes saber algo: entre más aceite, mantequilla o medio graso utilices para cocinarlo, más crujiente y gruesa será esa corteza exterior que te dará como premio una carne jugosa y rica.

Otros tips y formas de cocinar un pollo jugoso

• Cocínalo con su piel, aunque no te la comas. Esto hará que la grasa que está en ella hidrate la piel y le aporte sabor. Una vez que esté listo, puedes quitarla o dejarla.
• Si no tienes tiempo de hacer una gran marinada o la solución del suero de leche, unta un poco de jugo de limón sobre la carne del pollo. Verás que cambia de color como si estuviera cocido; no lo está, pero evitará que se desjugue al ponerlo en el fuego.
• Aunque es la parte más magra, la pechuga no es lo más jugoso del pollo. De mejor textura son el muslo y la pierna que también pueden porcionarse en filetitos o milanesas.
• Sazona con suficiente antelación; es decir, con toda la premura que puedas. Si quieres, también puedes hacer una marinada con vinagre, aceite de oliva y las hierbas de tu preferencia. Guarda en bolsas herméticas y reposa ahí toda la noche antes de que lo comas.

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