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Lago Algo, un espacio gastrocultural en el corazón de Chapultepec

Foto: Lago Algo

Hasta 2020, la casa que evocaba a un navío en el Lago Mayor de Chapultepec era solo un restaurante y salón de eventos, pero hoy evolucionó a algo distinto. Una galería de arte, liderada por OMR nació para dar un giro al clásico gastronómico del poniente y ofrecer un menú nuevo y una experiencia fuera de lo común.

La exposición arranca en el lobby del lugar. Un mural pintado a gises de colores invitan a caminar por un pasillo que evoca las letras, la lectura, las bibliotecas. Al subir las escaleras de madera la cosa cambia, y Lago Algo emerge.

Donde antes vivían los espacios para eventos sociales hoy presentan una cara nueva cuyo objetivo es cuestionar el lugar que ocupan las personas en el mundo. Un cúmulo de manifestaciones artísticas busca generar reflexiones existenciales sobre la contemporaneidad y nuestro papel en el futuro de la tierra.

Con vista al Lago, pero algo nuevo

Ya no es un restaurante de manteles largos, aunque la calidad gastronómica se mantiene. Ahora, el espacio dedicado a la comida es más pequeño pero tiene lo mejor de los dos mundos: una vista que quita el aliento y también la cercanía con el mundo artístico que vive en el mismo edificio.

La exposición consta de varias salas. La más grande tiene obras plásticas y audiovisuales, además de un espacio en la planta alta para la contemplación del lago en una sala donde los protagonistas son muchos pantalones de mezclilla hechos cojines.

El objetivo de la exposición se cumple: mediante diferentes ángulos, los artistas cuestionan realidades y cotidianidades como el juego de las percepciones y la similitud entre conceptos que parecen distintos a simple vista.

Hay cuadros, esculturas, videos, murales, telares y hasta vasijas de barro. Al bajar, la exposición comparte espacio con la nueva propuesta gastronómica, que recuerda a un bistró francés y cuyo menú vale la pena explorar.

La movida gastronómica

Aquí se sirven desayunos, comidas y cenas; los tres momentos valen la pena por la vista y por la ambientación del sitio. Micaela Miguel, hija de Mónica Patiño y cabeza de Casa Virgina y Delirio, lidera el nuevo menú del restaurante.

La carta está orientada a la cocina internacional aunque tiene pistas muy mexicanas, como las almejas chocolatas o los ostiones frescos que viajan desde la Península de Baja California. También hay algunas delicias entre panes, pastas, carne y pesca del día.

Eso sí, cualquier ingrediente que entre a las cocinas para transformarse en platillo debe estar orientado a la sostenibilidad para lograr otro de los objetivos artísticos del espacio: conectar a los hombres con su entorno, la naturaleza y la arquitectura moderna de una manera responsable.

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