Parece amaranto, pero en realidad ¡es la quinoa y todos sus beneficios! Estos pequeños granos son un aliado en la cocina, pues una vez que sabes cómo prepararlos se convierten en la guarnición perfecta para cualquier platillo.

Son originarios de Sudamérica y de hecho, son base de la alimentación en Perú. Se considera un pseudocereal; es decir, granos que crecen en plantas de hojas largas en lugar de espigas o mazorcas. Una de las características de este grupo es que contienen carbohidratos, fibra y proteínas que promueven una alimentación completa a la hora de ponerlos en el plato.

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Roja, negra o blanca, pero siempre llena de beneficios: la quinoa

Igual que el maíz en México, la quinoa en Perú tiene muchas caras y colores pero tiene una constante: nutrientes que ayudan al buen funcionamiento del cuerpo y fibra que colabora con el sistema digestivo al tiempo que te genera sensación de saciedad.

Gracias a esto, es perfecta para controlar el peso. La quinua posee un alto contenido en fibra y en proteínas, pero su índice glucémico es muy bajo.

Hablemos del corazón. La quinoa ayuda a controlar los niveles de colesterol pues tiene grasas monoinsaturadas, es decir, buenas.

Por otro lado, ayuda a mejorar el tránsito intestinal. El alto contenido en fibra previene el estreñimiento.

Si tienes una vida activa y haces ejercicio, ¡es el ingrediente para ti! Contiene nueve aminoácidos esenciales que nuestro cuerpo necesita para construir el músculo y recuperarse de los entrenamientos.

Es rica quercetina y kaemferol, dos potentes antioxidantes que ayudan a depurar el organismo y mejorar la salud.

Cómo cocinar quinoa

Por ser un grano distinto, quizás intimida su preparación pero es mucho más sencillo de lo que crees. Lo primero que te recomendamos hacer es remojarla por lo menos 30 minutos en agua y moverla esporádicamente; así dejará impurezas en el líquido y tendrá una primera hidratación.

Cambia el agua y cocínala con el triple de agua; es decir, por cada taza de quinoa sirve 3 de agua. Sazona muy bien con sal, mantequilla, aceite de oliva o lo que utilices para granos como el arroz.

Para terminar sirve un chorrito de vinagre o el jugo de medio limón. Eso dará equilibrio al sabor y además evitarás que se apelmace.

Ya cocida puedes incorporarla a ensaladas o bien, aprovecharla en calientito.

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