El ajo es un complemento indispensable al cocinar. Adorna algunas recetas mientras que protagoniza otras, y es casi seguro que no existe cocina en el mundo que no recurra a él para mejorar sus guisos. Entérate de estos 5 tipos de ajo que debes conocer y probar. 

Por: Andrea Vázquez Azpíroz 

Ajo blanco 

Este es el tipo más común, y con el que cocinamos de manera cotidiana. Es apreciado porque se conserva bien, tiene más dientes, y más carnosos, y aporta aromas y sabores más profundos a los platillos. 

Ajo negro 

Este ajo fue descubierto en Japón y, contrario a lo que muchas personas piensan, no es otra varietal de ajo; se trata del blanco, pero tras un proceso específico que los japoneses encontraron para hacerlo más fácil de digerir y de conservar. Se debe de someter la cabeza de ajo al calor durante varios días, controlando la temperatura y la humedad. El resultado son dientes cremosos, suaves y que se pueden untar. 

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Ajo oreja de elefante

Este ajo lleva su nombre por el tamaño del diente, que es bastante más grande que los demás tipos de ajo. Aunque, en realidad, este bulbo es familiar del poro. Se puede encurtir, fermentar, saltear o usar como cualquier otra variedad de ajo, pero aportará un sabor más suave. El ajo oreja de elefante no es fácil de conseguir, pues sobre todo se cultiva en huertos familiares. 

Ajo morado 

Además de tener un sabor particular, el ajo morado aporta muchos beneficios a la salud. Tiene alicina, un compuesto con efectos antioxidantes, por lo que es valorado tanto para la cocina como para el bienestar.

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Ajo rosa

Este ajo, el ajo rosado de Lautrec, tiene Indicación Geográfica Protegida en Lautrec, un pueblo en Tarn, al sur de Francia. La piel de cada diente, como su nombre lo indica, es rosa. Una de sus características es que se conserva bien y se presta para almacenarse a largo plazo. 

El ajo es un cultivo que se aprovecha por el bulbo que forma en la base de sus hojas, que además de aportar aroma y sabor a las recetas, también es apreciado por sus propiedades nutrimentales. 

El bulbo está formado por varios dientes, recubiertos a su vez por una capa delgada llamada túnica. En algunos casos, esta túnica determina el tipo o varietal de ajo del que se trata.