El whisky nació en Irlanda, otro de sus  grandes productores es Escocia. Tradicionalmente se elabora con cebada, sin embargo, en México hay una destilería en la que se hace con maíz cacahuacintle, sí, el mismo que se usa para el pozole. 

POR LILIANA ORTIZ 

Visitamos Abasolo, cuna del whisky del mismo nombre y el primero que requiere ser nixtamalizado, con ubicación a un par de horas de la Ciudad de México, en Jilotepec de Abasolo, EDOMEX. 

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Antes del recorrido por la destilería nos explicaron que el whisky ahí se elabora con maíz cacahuazintle criollo, el cual es cosechado por tres familias productoras, quienes también se encargan de desgranar las mazorcas. Es por eso que el proceso inicia en el campo. 

Posteriormente el maíz se nixtamaliza a la usanza tradicional, en agua con cal viva; en lugar de molerlo (como ocurriría en el proceso para hacer tortillas) se pasa por máquinas que originalmente son tostadoras de granos de café. Así se hace la harina. 

Una vez pulverizada, la harina pasa a la zona de líquidos, donde se mezcla con agua caliente. Entonces se obtiene el mosto dulce, que es la base del whisky. Lo demás es pura química. Las levaduras se comen a los azúcares y lo transforman en alcohol. 

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Abasolo se destila en alambiques de cobre, para este paso se requiere un choque de temperaturas. Por último sigue el proceso de condensación. Finalmente el destilado se deja madurar en barricas por dos años. Vale la pena recalcar que los azúcares de este whisky provienen del maíz y no se agrega ningún otro ingrediente. 

El reconocido como el “primer whisky mexicano” puede beberse en las rocas o en cocteles, como el Jilo Old Fashioned, preparado con licor de elote, bitter de Angostura y un twist de naranja. 

El sabor de Abasolo se caracteriza por ser suave, con notas a maíz tostado, vainilla y miel. Puede maridarse a la perfección con antojitos mexicanos, como quesadillas de huitlacoche, tacos de cochinita pibil y tlacoyos, además de con pan de elote.