Dónde comer muy bien si andas por el Pedregal
Aunque la oferta gastronómica no es su principal atractivo, el Pedregal también tiene restaurantes para disfrutar de una gran comida.
Por su complejidad, el mundo del vino genera todo tipo de inseguridades en los aficionados más novatos. Con notas de cata, maridajes, denominaciones y otros factores, este universo es tan extenso y preciso que puede llegar a ser intimidante. Sin embargo, con práctica, educación y paciencia se puede llegar lo suficientemente lejos. La clave está en no querer adelantarse y comenzar comprendiendo los conceptos más básicos, como aprender a leer la etiqueta de un vino.
La etiqueta de un vino es el punto de partida para comprender el líquido que vamos a tomar. En ella se encuentra información fundamental, como el nombre del vino, el productor, la región, el tipo de uva, la añada , la denominación de origen y el volumen alcohóico. En pocas palabras, es la ficha de identidad de una botella. Quizás esto no te hable mucho sobre el sabor que tiene el vino –y de todas formas, lo fascinante es descubrirlo tú mismo– pero si te dará una idea clara sobre el producto que estás comprando.
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Repasemos los elementos básicos de las etiquetas, más allá del nombre del vino:
Esto hace referencia al viñedo o productor que hizo el vino. Es decir, es el autor de lo que vamos a tomar. Este elemento suele estar hasta arriba o hasta abajo de la botella, en un lugar no muy protagónico.
Aquí vemos de dónde se obtuvieron las uvas para el vino, y es un buen indicador sobre su calidad. Usualmente, mientras más específica sea la información regional, mejor es el vino. Por ejemplo, no sería lo mismo tener un vino de Coahuila que uno de Valle de Parras. E incluso podríamos encontrar ubicaciones aún más específicas, como nombres de viñedos. Estos suelen ponerse entre comillas, junto a la región.
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Aquí vemos que uvas se usaron en el vino, sin importar si es una o un ensamble. Hay etiquetas que no tienen esta información. Sin embargo, en el siguiente punto verás cómo puedes descubrir la respuesta.
Hay vinos que tienen apelaciones de origen certificadas, a las que conocemos como denominaciones de origen. Estas las pueden usar productores que siguen reglas estrictas sobre tipos de uvas, cosechas, nivel de calidad y graduación alcohólica, específicas para cada región. Y justo aquí está el truco del punto anterior: si tu vino no dice la varietal de uvas pero sí dice la denominación, leyendo sobre esta podrás saber qué tipo de uvas se admiten, y así tendrás pistas sobre las que estás a punto de tomar.
Aquí vemos el porcentaje de alcohol que contiene la botella, y con él podemos darnos una idea de su calidad. En Europa, por ejemplo, los vinos de alta calidad rondan entre el 13 y el 15 por ciento, mientras que en Estados Unidos puede llegar a 17.
Se refiere al año en el que se cosecharon las uvas. Ojo: aunque es común encontrar vinos que corresponden a una sola añada, no siempre es así. A veces las bodegas mezclan líquidos de distintas temporalidades para crear un vino con un sabor más controlado. Estos suelen ser más baratos.
En algunos países se debe poner la leyenda “Contiene sulfitos” por cuestiones legales. Esto se debe a que hay gente sensible al azufre.
Este apartado puede aparecer como mis en bouteille, estate-bottled, embotellat a la propietat, imbottigliato all’origine, y hace referencia a que el vino se produjo y se embotelló en la misma finca. Aquí hay que tomar en cuenta que hay vinos que tienen uvas de distintos lugares pero se embotellan en la misma finca. Estos no entran en la categoría, y suelen ser de menor calidad.
Este es uno de los aspectos más incomprendidos del vino. La cultura popular nos ha hecho creer que se refiere a los mejores vinos de la casa, pero en realidad no existe un criterio oficial para saber qué es reserva. Algunos productores lo usan para señalar los vinos que parten de sus mejores líquidos y barricas. Sin embargo, al no haber un criterio oficial, más vale dudar.
Existen vinos etiquetados como old vines o vieilles vignes, que quiere decir vides viejas. Las uvas de vides viejas suelen dar sabores más concentrados. Sin embargo, el criterio para decir que una vid es vieja es muy ambiguo, o bien, inexistente. Así como pueden tener 15 años, pueden tener cien.
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