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Mitos y realidades sobre los sucedáneos de la miel

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Se les conoce como miel de agave, maple, maíz o caña de azúcar, aunque más bien son jarabes o néctares. Se han popularizado como alternativa para quienes, por restricciones dietéticas, de salud o sencillamente por gusto, la emplean como sustituto de la miel de abeja. Pero ¿son en verdad una opción saludable? Aquí analizamos cuáles son los cinco mitos más comunes alrededor de estos productos.

“Son naturales”

Sí y no. Sí porque algunos de ellos (como el de maple o agave por ejemplo) se obtienen a partir de la savia de las plantas. Sin embargo, habitualmente pasan por un proceso de refinamiento con lo cual tienden a perder sus cualidades originales y perder sus propiedades benéficas. De ahí, que al momento de elegir sea importante verificar que no sean procesados químicamente.

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“No tienen calorías”

Esta creencia es errónea. Una cucharada de jarabe de agave contiene por lo menos 25 calorías, el de maple aporta 55 calorías, mientras que el de maíz y el de caña de azúcar tienen 50 y 35 calorías respectivamente. Además, al igual que los demás endulzantes, no son aconsejables para personas diabéticas o intolerantes a la glucosa y deben consumirse con moderación y en pequeñas cantidades.

“Endulzan más”

Cierto. Por eso, para endulzar una taza de café o infusión solo es necesario utilizar media cucharadita. En cualquier caso es importante considerar la recomendación de la Organización Mundial de la Salud: el consumo diario de azúcar no debe sobrepasar el 10% del total de la ingesta calórica, lo cual equivaldría a 25-30 gramos como máximo.

“Aportan lo mismo que la miel de abeja”

En términos generales, todos contienen un promedio similar de sacarosa, fructuosa y glucosa. En cuanto a las vitaminas predominan las del complejo B y en los minerales destacan el hierro, potasio, calcio, zinc y manganeso aunque en un porcentaje moderado.

“Ayudan a bajar de peso y disminuir el colesterol”

Falso. Lo mismo que el resto de los edulcorantes, los jarabes o néctares aportan calorías vacías y por lo tanto pueden contribuir al aumento de peso. Asimismo, tampoco favorecen a una disminución significativa del colesterol. Lo aconsejable siempre será inclinarse por frutas frescas naturales o especias (como la canela o la vainilla) para dar ese toque de dulzor a bebidas y platillos.

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