Lo sabemos, San Miguel de Allende, vive su momento de mayor esplendor. Esta ciudad colonial, exalta cada vez más lo que significa verdaderamente ser un destino de lujo y cosmopolita, sin perder su esencia popular y tradicional de pueblo mexicano colorido y folclórico.  

Muestra de ello, es la cantidad de hoteles boutique con los que cuenta; sus galerías de arte, sus fiestas tradicionales como la de Día de Muertos, la enorme cantidad de reconocimientos que reciben a nivel nacional e internacional que la colocan como la mejor ciudad del mundo para vivir y, desde luego, su oferta gastronómica que cada día crece con más calidad.

Dentro de estas opciones hay un restaurante que está reinventando la concepción tradicional de la gastronomía regional: Trazo 1810. Con una propuesta de gastronomía europea mediterránea con guiños a platos típicos mexicanos, y con una revalorización muy fuerte de los ingredientes que se producen en las regiones alrededor de San Miguel, este sitio está a cargo del joven y prometedor chef Francisco González (no olviden este nombre), ofrece un menú que sorprenderá a propios y extraños, a nacionales y extranjeros.

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Ubicado en la terraza del Hotel Boutique Casa 1810, Trazo cuenta con una vista privilegiada y, de ahí su nombre, pues desde este lugar se puede observar el trazo iluminado de las 8 iglesias que rodean el centro de San Miguel, incluyendo su icónica parroquia, lo que lo convierte en un lugar con vistas inigualables. 

Los favoritos del lugar

Su carta de desayunos, comidas y cenas, aunque pequeña, está sumamente bien curada. Para el desayuno no te puedes perder su baggel hecho con salmón curado en casa, con huevo frito, queso crema y alcaparras; su tamal de short-rib con mole manchamanteles; su sandwich prensado con pan de caja, tocino huevo frito y relish de cebolla; o sus ya clásicos chilaquiles con cecina de la región.  

Ya para la comida o la cena, te recomendamos empezar con su callo de hacha puesto a modo de aguachile y complementado con jengibre, hierbas aromáticas, melón verde y jugo de limón eureka. También su burrata de mozzarela donde usan un queso hecho por productores locales de la región, y que se complementa con durazno y almendras tostadas, que es una verdadera sorpresa al paladar. Ya para los fuertes, es imperdible su risotto de lengua de res, su lechón prensado con duraznos encurtidos, puré de membrillo y salsa de manzana que combina lo mejor de un corte graso con sabores frutales; también destaca su rack de cordero rostizado que acompañan con betabel ahumado y puré de camote. 

Y para los postres, cuyas combinaciones también sorprenden, te recomendamos su manzana confit que es una falsa manzana caramelizada, con gelatto de caramelo y nuez. O su pastel tibio de chocolate con crumble de especies y un espectacular gelatto de mantequilla quemada. 

Pero, si hay algo que también diferencia este lugar, además de su innovadora propuesta culinaria y sus vistas espectaculares, es el trato, el servicio y la atención que brinda todo su persona, encabezado por el creador de este concepto y su director de operaciones: Alonso Barragan, quien todos los días cuida cada detalle de la atención ofrecida y la calidad de los alimentos que se sirven.

Así pues, en tu siguiente visita, no te pierdas el lujo de vivir la experiencia Trazo. Esta columna te garantiza la total satisfacción y sorpresa.    

Por: Amílcar Olivares

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