Esta típica delicia michoacana –ideal como postre en una comida de fiestas patrias- se originó durante la época virreinal. Su creación se atribuye a la monja cocinera de un convento de Zamora, quien olvidó retirar un cazo del fuego que contenía leche y esta se convirtió en una especie de cuajo a la que añadió canela y azúcar.
Porciones: 6. Tiempo: 150 minutos.
Ingredientes:
- 8 tazas de leche.
- 1 taza de azúcar o piloncillo.
- 1 pastilla para cuajar (cómprala en farmacias).
- 4 rajas de canela.
- 1 chorrito de vainilla.
- Jugo de 2 limones.
Elaboración:
En una cacerola calienta la leche a fuego lento sin dejar que hierva. Disuelve la pastilla para cuajar en un poco de leche; incorpórala a la cacerola y mezcla. Cocina durante 30 minutos y añade el jugo de limón.
Cuando la leche esté cuajada, agrega canela, azúcar y vainilla sin mover. Continúa la cocción un par de horas más. Retira del fuego hasta que el líquido que rodea a los cuajos prácticamente se haya consumido.
Ideal para maridar con:
Vinos espumosos blancos.
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